
En los últimos 10 años, el crecimiento ha sido de 94 viñas abiertas al turismo en 2016 a 219 en 2024, equivalente a un 132,98%.
Fuente: Emol.com – https://www.emol.com/noticias/Economia/2025/07/14/1171897/enoturismo-en-chile.html
El vino chileno no solo se exporta en botellas, sino que se saborea en paisajes y se vive como una experiencia. Una que cada vez más personas —dentro y fuera del país— quieren vivirlo.
En los valles fértiles donde se cultiva la tradición del vino, el enoturismo en Chile dejó de ser un fenómeno incipiente para convertirse en uno de los motores del turismo nacional.
Con 219 viñas abiertas al público —una cifra récord— y una creciente diversidad de experiencias, el país está consolidando una ruta del vino que se expande hacia nuevas regiones y cautiva a visitantes locales como internacionales.
«Sin duda, el enoturismo en Chile está en plena expansión», afirmó Claudio Cilveti, presidente de Enoturismo Chile a Emol.
«El Catastro Nacional de Enoturismo 2024 revela el dinamismo y su activo crecimiento en los últimos años; actualmente son 219 viñas abiertas al turismo, lo que representa un crecimiento del 9,5% en comparación con 2023, lo que confirma una tendencia sostenida al alza, marcando todo un récord», señaló.
Pero no se trata solo de cifras. Según Cilveti, «el 66% de las áreas de enoturismo tienen menos de diez años y un 39% de entre cero a cinco años, lo que refleja que este es un sector dinámico, joven y con gran proyección».
Y remarcó que «Chile se está consolidando como un destino enoturístico de clase mundial, gracias a la excelente calidad de sus vinos, la gran diversidad de valles, su patrimonio vitivinícola y la calidad de las experiencias ofrecidas».
Algo que Mónica Zalaquett, presidenta ejecutiva de Fedetur. «La oferta de enoturismo en Chile ha experimentado un sostenido crecimiento durante la última década, consolidándose como uno de los principales atractivos turísticos del país».
«Solo el año pasado se registraron cerca de 1 millón de visitas a estos establecimientos, de las cuales un 60% correspondió a turistas nacionales y un 40% a extranjeros», afirmó.
Para Zalaquett, Chile destaca por combinar una oferta vitivinícola «de primer nivel con propuestas gastronómicas, patrimonio y cultura, articuladas en circuitos turísticos muy valorados por los visitantes».
l turista chileno toma la delantera
Una de las grandes transformaciones del sector ha sido el cambio en el perfil del visitante. «El aumento sostenido del turista nacional, que pasó del 35% de los visitantes en 2017 a un 59% en 2024, es una de las tendencias más relevantes», afirmó Cilveti.
Una evolución que también destacó la subsecretaria de Turismo, Verónica Pardo: «El enoturismo ha ganado terreno entre los turistas nacionales, que ya representan el 59% de los visitantes, frente al 35% registrado en 2017».
«La incorporación de experiencias gastronómicas, presentes hoy en más del 70% de las viñas», y «la creciente adopción de criterios de sustentabilidad, con 90 viñas certificadas con el Código de Sustentabilidad de Vinos de Chile», son, según Cilveti, claves en este proceso.
A eso se suman «nuevas experiencias ligadas al astroturismo, el turismo cultural y actividades en entornos naturales», lo que permite al visitante vivir el vino como una experiencia integral.
Zalaquett añadió que «un fenómeno particular lo protagonizan los turistas brasileños, quienes muestran un alto interés por el enoturismo, especialmente en la temporada de invierno».
«Gracias a la cercanía entre centros de montaña y viñas en la Región Metropolitana, pueden combinar deportes de nieve y visitas a viñedos en un mismo día: esquiando por la mañana y degustando vinos y gastronomía local por la tarde. Esta tendencia también se extiende a turistas argentinos, estadounidenses y europeos, que cada vez eligen con mayor frecuencia nuestros valles vitivinícolas», agregó.
Viñas de lujo y experiencias «únicas»
Una de las protagonistas del auge del enoturismo es Viña Vik. Su gerenta de marketing, Andrea García, es categórica: «Sí, definitivamente consideramos que el enoturismo en Chile es un mercado en expansión. La cultura del vino es un atractivo natural que invita a recorrer el país, y esto se refleja en el crecimiento sostenido de la actividad».
En el caso de VIK, el portafolio de experiencias se ha diversificado radicalmente.
«Hemos logrado aumentar considerablemente las visitas en dos dígitos, debido a que nuestro portafolio de experiencias tiene distintas opciones, desde visitas por el día, almuerzos, tour & degustaciones hasta estadías en el hotel Vik Chile y terapias en el Wine SPA», explicó a Emol.
Además, apuntó que «Chile ya no solo es conocido por el desierto de Atacama o la Patagonia, sino que las experiencias en torno al vino y hoteles de lujo han acaparado el interés tanto de turistas nacionales como extranjeros que buscan vivir algo distinto».
La viña no solo ha impulsado el enoturismo, sino también ha puesto en valor su entorno. «Hemos visto como muchas viñas más pequeñas del Valle del Cachapoal (donde estamos nosotros) se han abierto a público, algo muy bueno porque potencia la zona como un todo», aseguró García.
La presencia de VIK, según dice, también ha sido determinante. «Hemos logrado que el Valle del Cachapoal pase a ser un actor relevante y no menos importante que el Valle de Colchagua, con una propuesta distinta y enfocada más en la innovación».
Uno de los hitos clave, afirmó, fue la Fiesta de la Vendimia organizada por VIK en mayo de 2025. «Logramos convocar una gran cantidad de asistentes tanto de Chile como de Brasil que disfrutaron de una experiencia única en Sudamérica, un evento sin precedentes», dice con orgullo García.
La viña fue además reconocida como la segunda mejor del mundo en el ranking World Best Vineyards 2024 -es una lista anual que reconoce a los 50 mejores viñedos del mundo en función de sus experiencias de enoturismo- y recientemente como uno de los mejores resorts de Sudamérica por Travel & Leisure 2025.
El caso de Concha y Toro
Con más de 140 años de historia, Viña Concha y Toro no solo ha sabido mantenerse vigente, sino que se ha convertido en uno de los principales referentes del enoturismo chileno.
Con una inversión de US$17 millones, Viña Concha y Toro inauguró en Pirque su nuevo Centro del Vino, un espacio de más de 12.000 m². Ubicado a solo 20 km de Santiago. El proyecto ofrece una experiencia que combina tecnología, arte, historia y vino en seis zonas temáticas, y aspira a convertirse en «una referencia internacional del turismo vitivinícola».
El recorrido, que dura 120 minutos y está disponible en tres idiomas, destaca por experiencias como la sensorial visita al Casillero del Diablo, degustaciones dirigidas por sommeliers y el acceso al centenario parque de 22 hectáreas y la Casa Don Melchor.
A partir de 2026, se sumarán nuevos espacios como la Bodega de Guarda Don Melchor y el Centro del Visitante. «Buscamos que este centro sea un símbolo del patrimonio nacional para todos quienes visiten el país», afirmó Isabel Guilisasti, vicepresidenta de Vinos Finos e Imagen Corporativa de Viña Concha y Toro.
«El enoturismo a nivel mundial y en Chile es un segmento en expansión, que ha venido mostrando tasas de crecimiento de dos dígitos», señalan desde la viña.
A eso, la empresa afirma que «las perspectivas son positivas, diversos estudios muestran aumentos anuales de 13% hasta el año 2030».
En 2024, la viña recibió más de 230 mil personas, lo que representa un crecimiento de 40% respecto al año anterior. Entre sus visitantes destacan principalmente turistas de Brasil (64%), seguidos por chilenos (10%), estadounidenses (8%) y colombianos (7%).
«Queremos duplicar el negocio a mediano plazo», aseguró a Emol, Matías Holzapfel, gerente comercial Direct to Consumer de Viña Concha y Toro.
Un destino en expansión geográfica
Aunque los valles del centro del país siguen siendo el corazón del enoturismo, el mapa se ha ido expandiendo con fuerza.
«Si bien la zona central sigue siendo el corazón del enoturismo chileno, con valles como Casablanca, Aconcagua, Maipo, Colchagua, Cachapoal, Curicó y Maule muy bien posicionados, cada vez toman más relevancia otras zonas con propuestas innovadoras y auténticas», indicó Cilveti.
«Los valles del Elqui y Huasco, donde el vino y el pisco se disfrutan bajo los cielos más limpios del planeta y con experiencias de astroturismo únicas», y los valles de Limarí y Choapa, «con propuestas emergentes que combinan el desierto, el mar y la montaña en una sola experiencia», son ejemplo de esa diversificación.
Itata y Biobío, cunas del vino chileno, hoy viven una nueva etapa con vinos de autor y una fuerte identidad local. Estas zonas ofrecen paisajes únicos y propuestas diferenciadas», añadió.
Santa Cruz: el corazón de la vendimia
En el Valle de Colchagua, la comuna de Santa Cruz se ha convertido en uno de los epicentros del enoturismo nacional.
Algo que valora el alcalde Yamil Ethit (ind-Chile Vamos), quien explicó a Emol que «la expansión relacionada con el crecimiento de la industria turística, por lo menos nuestra comuna de Santa Cruz tuvo un crecimiento exponencial desde el año 2000 a la fecha, donde se tomaron decisiones del punto público, privado, de inversiones sostenidas».
«Desde el año 2000 a la fecha, había una decisión partiendo con las fiestas de la vendimia, con una serie de inversiones relacionadas con el punto público, con potencial, viñas turísticas, más allá de producir vinos, sino que experiencias turísticas», profundizó.
En 2025, la comuna volvió a romper sus propios récords, según el jefe comunal recibieron «más de 150.000 turistas el fin de semana (pasado). Tuvimos shows gratuitos, clases de etnología, ferias gastronómicas, visitas de una gran cantidad de turistas de diferentes partes del mundo, y por supuesto, muchos turistas internos».
La capacidad hotelera colapsó. «Te voy a dar un ejemplo: cuando este año logramos programar y organizar la reunión de fiestas de la Vendimia en el valle de Colchagua estaba absolutamente repleto. Toda la capacidad hotelera colapsada», relató Ethit.
El quiebre en 2023 y el futuro prometedor
Para muchos actores del rubro, 2023 fue un punto de inflexión.
«Destaca como un hito, no solo por el récord de viñas abiertas al turismo (146 en 2019 a 200 en 2023), sino también por el nivel de consolidación y sofisticación que ha alcanzado el sector», señaló Cilveti.
«También es el año (2023) en que se recuperó con más fuerza la actividad enoturística tras la pandemia, acercándose nuevamente al millón doscientos mil visitantes anuales», agregó.
La subsecretaria de Turismo coincide en que Chile está en una etapa de madurez, ya que sostuvo que «esta actividad no solo fortalece las economías locales y pone en valor nuestro patrimonio vitivinícola, sino que también posiciona a Chile como un destino enoturístico de clase mundial, gracias al trabajo conjunto entre viñas, gremios y el sector público».
En tanto, para Zalaquett remarcó que «capitalizar esta oportunidad implica seguir diversificando la oferta, ampliar los programas de promoción y desarrollar políticas públicas que fortalezcan la oferta regional, integrando el enoturismo con iniciativas vinculadas al turismo cultural, gastronómico y de naturaleza».
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